Borges decía con acierto que hay que evitar introducir comentarios en la literatura. Al escribir no hay que pensar ni en Shakespeare, ni en Dante o Pessoa, Kafka... mucho menos en Borges. No sabemos lo que nos es dado escribir. Una literatura excesivamente pensada no sirve: la página en la que cada letra es indispensable, en la que restar algo significa disminución, es la página más débil. Las obras verdaderamente universales son capaces de transmitir su grandeza a pesar de malas traducciones, correctores, erratas... el ejemplo más poderoso es el Quijote.
domingo, 10 de agosto de 2008
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